Literalmente: «Solo sentarse» o «nada más que sentarse».
Shikantaza es el término japonés que designa la forma de meditación central en la tradición del Soto Zen. Esta práctica fue transmitida por el maestro Dogen Zenji en el siglo XIII como la expresión más pura y directa de zazen. Se trata de sentarse en postura meditativa, sin apoyarse en técnicas, objetos de concentración ni visualizaciones. No se busca alcanzar nada ni modificar la experiencia. Se practica simplemente estar, con plena presencia, instante tras instante.
A diferencia de otros enfoques meditativos que buscan calmar la mente, cultivar atención o generar estados específicos, shikantaza implica una entrega total al acto de sentarse, confiando en que la naturaleza original de la mente —ya iluminada— se expresa plenamente cuando dejamos de interferir.
No se trata de «no pensar», sino de cultivar un estado más allá del pensar y el no pensar, a menudo descrito con el término hishiryo («pensar desde más allá del pensamiento»). En shikantaza, los pensamientos, emociones y sensaciones aparecen y desaparecen como nubes en el cielo, sin que la persona meditadora se aferre a ellos ni los rechace.