Bhikkhu (en pali) o bhikṣu (en sánscrito) es el término que se utiliza en el budismo para designar a un monje ordenado. Literalmente, significa «mendicante» o «aquel que vive de limosnas». Un bhikkhu es una persona que ha renunciado a la vida laica y ha abrazado la disciplina monástica con el propósito de alcanzar la iluminación (nirvana).
La vida de un bhikkhu está guiada por el Vinaya, el código monástico que establece normas detalladas de conducta, moralidad y práctica. Estas reglas, que varían entre las diferentes tradiciones budistas, regulan aspectos como:
- La pureza ética (sila).
- La vida sencilla y desapegada de posesiones materiales.
- El respeto hacia la comunidad laica (quienes proporcionan sustento a través de ofrendas).
- La dedicación a la meditación, el estudio y la enseñanza del Dharma.
El camino hacia convertirse en bhikkhu implica un proceso de ordenación:
- Samanera (novicio): El aspirante adopta diez preceptos y recibe entrenamiento básico en la vida monástica.
- Bhikkhu: Tras completar su preparación, el samanera puede recibir la ordenación plena, asumiendo los 227 preceptos (en la tradición Theravāda).
Los bhikkhus desempeñan un papel fundamental en la preservación y transmisión de las enseñanzas del Buda. A través de su práctica y conducta ejemplar, sirven como guías espirituales y como fuente de inspiración para la comunidad laica, que a su vez sostiene a la Sangha mediante donaciones (dāna).
La relación entre los bhikkhus y los laicos es de interdependencia: los monjes ofrecen enseñanza y orientación, mientras que los laicos brindan apoyo material. Este vínculo refleja uno de los principios esenciales del budismo: la armonía y cooperación dentro de la comunidad para el beneficio mutuo y el crecimiento espiritual.