Gyōji: La práctica continua en la tradición Soto Zen

En el budismo Soto Zen, uno de los términos más importantes para entender su práctica es gyōji (行持), que puede traducirse como “práctica continua”. Este concepto es fundamental porque nos recuerda que la práctica zen no se limita al zazen, la meditación sentada, sino que abarca todos los aspectos de la vida cotidiana. Cada acción, por pequeña que sea, puede ser una expresión de nuestra práctica.

La palabra gyōji se refiere a la idea de que la práctica espiritual es un esfuerzo correcto constante. No hay un “momento para practicar” separado de un “momento para vivir”. Todo es una oportunidad para la práctica, desde preparar una comida hasta interactuar con los demás. Así, el enfoque zen nos enseña a llevar conciencia plena y atención a cada instante de la vida.

Este concepto tiene sus raíces en las enseñanzas del maestro Dogen Zenji, quien fundó la escuela Soto en Japón en el siglo XIII. Para Dogen, no había separación entre la práctica y la realización del despertar. De hecho, la práctica misma es la iluminación, y cada instante en el que practicamos es un reflejo de nuestra naturaleza búdica.

En los monasterios Soto Zen, gyōji se manifiesta a través de la meticulosa observancia de los rituales y actividades diarias. Todo, desde la recitación de sutras hasta las tareas más mundanas como limpiar o cocinar, se lleva a cabo con la misma atención plena que zazen. De esta manera, en la tradición Soto Zen se elimina la distinción entre “lo espiritual” y “lo mundano”, algo que en la actualidad a menudo se percibe como separado.

Para quienes no viven en un monasterio, como los practicantes laicos, gyōji tiene un papel igualmente crucial. Aunque no siguen la estricta estructura monástica, tenemos que llevar esa misma conciencia plena a nuestro día a día. Es decir, cada acción, cada interacción, puede ser una forma de practicar la atención plena. Esto transforma la vida ordinaria en una vía espiritual, ayudándonos a mantener una conexión constante con nuestra práctica sin importar dónde estemos o qué estemos haciendo.

Además de esta práctica en la vida cotidiana, gyōji también nos enseña algo muy importante sobre la impermanencia. Al practicar de manera continua, aprendemos a vivir en el aquí y el ahora, aceptando que cada momento es único y nunca se repetirá. Este entendimiento nos permite dejar de buscar una meta final distante y, en cambio, darnos cuenta de que el despertar puede estar presente en cada instante.

En resumo, gyōji es una enseñanza esencial en el Soto Zen que nos invita a practicar en cada momento de nuestra vida, ya sea en el zazen o en nuestras actividades diarias. No se trata solo de meditar en un cojín, sino de vivir de manera consciente y plena. Esta práctica continua nos ayuda a ver que la vida misma es el camino hacia la iluminación.

Si estás comenzando a explorar el zen o llevas tiempo en esta vía, recuerda que gyōji te invita a integrar tu práctica en cada aspecto de tu vida. Así, el zen deja de ser algo que haces en momentos puntuales y se convierte en una forma de ser.

Practicante de meditación zen realizando samu, el trabajo consciente, en la Comunidad Soto Zen Camino Medio