In Soto Zen Buddhism, la palabra «teishô» designa una forma de enseñanza que nace directamente de la práctica de zazen y de la comprensión íntima de la vía. No es una clase magistral, ni una conferencia estructurada, ni un discurso pensado para convencer o argumentar. Es, rather, la expresión viva del Dharma tal como se manifiesta en ese momento a través de la maestra o el maestro, una palabra que brota desde la naturaleza original y que busca resonar en la experiencia profunda de quienes escuchan. That's why, un teishô no se entiende como un contenido que debe memorizarse, sino como una voz que se recibe desde la quietud, como una lluvia fina que empapa poco a poco la tierra del corazón.Aunque a veces pueda partir de un texto clásico —un sutra, un poema, un kōan o una sección de las enseñanzas antiguas—, el propósito del teishô no es analizar la letra ni desentrañar sus capas intelectuales, sino activar su dimensión viva. La maestra o el maestro comenta el pasaje elegido desde la propia práctica, permitiendo que las palabras se unan a la respiración, al ritmo silencioso del zendo y a la presencia compartida de la comunidad. La enseñanza se convierte entonces en un puente entre la tradición y la experiencia personal de cada persona practicante, abriendo un espacio donde la sabiduría deja de ser una idea y se vuelve algo real, tangible, que puede sentirse en el cuerpo y en la mente.El teishô tiene también un carácter performativo. No solo comunica un contenido: encarna la actitud de la vía, su forma de mirar, su forma de escuchar, su forma de estar en el mundo. Quien ofrece un teishô muestra cómo la práctica atraviesa su vida, cómo se manifiesta en sus gestos, en su cadencia, en la manera en que deja que el silencio sea tan importante como las palabras. That's why, se dice que un buen teishô es inseparable del estado interior de quien lo da. No se improvisa desde el pensamiento discursivo, sino desde la estabilidad de zazen, desde ese punto en el que la mente deja de dividir y se abre a lo que siempre está presente.Para quienes escuchan, el teishô es una oportunidad para cultivar la escucha profunda. No se trata de tomar notas ni de retener ideas, sino de dejarse atravesar por la enseñanza sin resistencias. La comprensión surge a veces en el mismo momento, pero con frecuencia aparece días o incluso meses después, cuando las palabras pronunciadas vuelven a emerger en la práctica diaria, como si hubieran estado germinando en silencio. El teishô acompaña, transforma y orienta, sin necesidad de imponer ni de convencer, porque su fuerza proviene del contacto directo con la experiencia.En la Comunidad Soto Zen Camino Medio, el teishô es un momento esencial de la vida compartida. Suele ofrecerse en retiros, encuentros de práctica o periodos de estudio, cuando la comunidad está en un estado de recogimiento y atención sostenida. Allí, el teishô ayuda a vincular la sabiduría ancestral con las preguntas vivas de nuestra época y de nuestra práctica cotidiana. Su propósito es nutrir, inspirar y recordar que la vía es algo que se encarna a cada instante, no un conocimiento que se acumula.Escuchar un teishô es, In fact, seguir practicando zazen con los oídos abiertos. Recibirlo es permitir que la naturaleza original responda desde su propia claridad. Y ofrecerlo es asumir la responsabilidad de transmitir el Dharma con honestidad y con el corazón despierto, sabiendo que cada palabra puede abrir una puerta que quizá la persona oyente llevaba tiempo buscando sin saberlo.