El maestro Daizan Soriano sensei nos guiará en este curso a través de los ocho principios vitales del Budismo, basados en las enseñanzas del Buda y el maestro Dōgen Zenji. A través de videos, audios, y lecturas, aprenderemos cómo aplicar estos principios en nuestra vida diaria para alcanzar un mayor bienestar mental, emocional y espiritual, profundizando en nuestra práctica y comprensión del Zen.
Queremos expresar nuestro profundo agradecimiento al Campus Zen de la CBSZ por haber publicado la primera versión de este curso de introducción a la meditación zen. Gracias a su apoyo y visión, hoy podemos ofrecerlo a los miembros de la CBSZCM para continuar difundiendo esta valiosa práctica. Hemos aprovechado para corregir y actualizar los textos que acompañan al curso. Que todo sea propicio. ¡Buena práctica y estudio!
El Zen es una tradición budista que enfatiza la experiencia directa de la realidad a través de la práctica meditativa. Enfocado en la simplicidad y la atención plena, el Zen busca cultivar una mente clara que pueda percibir la verdadera naturaleza de todas las cosas, trascendiendo los conceptos dualistas. En la práctica del Zen, la meditación sentada (Zazen) es el eje central que conduce al despertar.Dentro de este marco, la contemplación del cuerpo (Kayanupassana), la primera base de la atención plena del Satipatthana Sutta, invita a observar el cuerpo con atención minuciosa, reconociendo su naturaleza impermanente y cambiante. A través de la observación de la respiración y las posturas, los practicantes desarrollan una comprensión profunda de la relación entre cuerpo y mente, estableciendo la base para una práctica más consciente.
La contemplación de las sensaciones nos lleva a prestar atención a los sentimientos que surgen de la experiencia sensorial: agradables, desagradables o neutros. Aquí, el practicante investiga cómo estas sensaciones se presentan en el cuerpo y cómo a menudo desencadenan reacciones automáticas. Al observarlas con atención plena, uno empieza a notar su impermanencia y la transitoriedad del placer y el dolor, lo que nos libera del apego y la aversión. Este paso nos enseña a relacionarnos con nuestras experiencias sin ser arrastrados por ellas, fomentando la ecuanimidad y la sabiduría en nuestra vida cotidiana.
La contemplación de la mente implica observar los estados mentales tal como son, sin apego ni rechazo. Esta práctica invita a explorar el flujo constante de pensamientos, emociones y estados de ánimo, reconociendo su naturaleza cambiante. A medida que el meditador desarrolla una mayor atención hacia su propio estado mental, surge una comprensión más profunda de las causas del sufrimiento y de la liberación. La mente se convierte en un objeto de estudio en sí misma, revelando su naturaleza condicionada y su capacidad para la claridad y el equilibrio cuando se practica el desapego y la sabiduría.
La contemplación de los fenómenos es la cuarta base de la atención plena y engloba el examen de diversas enseñanzas budistas que revelan la naturaleza de la realidad. Aquí, el meditador observa la impermanencia, el sufrimiento y la falta de substancialidad inherente de todos los fenómenos. También se estudian los obstáculos mentales, los factores del despertar y las Cuatro Nobles Verdades. Al aplicar la atención plena a estos principios, uno profundiza en la comprensión del Dharma y se acerca más a la realización directa del despertar. Esta contemplación es el camino hacia la liberación del sufrimiento.