In the practice of zazen, every detail of our posture has a function, not just physics, but also mental, emotional and spiritual. La posición de los ojos es uno de esos aspectos que juega un papel importante en la calidad de nuestra meditación y en el desarrollo de la atención plena.
En muchas tradiciones de meditación, se enseña a los practicantes a cerrar los ojos para favorecer la concentración. However, en el budismo soto zen, los ojos permanecen ligeramente abiertos. ¿Por qué? Porque zazen no es una práctica de escape del mundo, sino una manera de despertar a la realidad tal como es. Mantener los ojos entreabiertos refuerza nuestra disposición a estar presentes aquí y ahora, en contacto directo con nuestra experiencia, sin apartarnos ni evadirnos de ella. Los ojos en zazen no están completamente abiertos ni completamente cerrados. Instead of that, están entreabiertos y dirigidos suavemente hacia abajo, en un ángulo de aproximadamente 45 grados, sin mirar algo en particular. Esta postura refleja una actitud mental de atención equilibrada: no demasiado tensa, pero tampoco completamente relajada. Es el punto medio, el camino que nos mantiene en contacto con el presente sin distraernos ni perdernos en el ensueño.
El aspecto más interesante de esta mirada en zazen es no enfocar directamente ningún objeto. Los ojos no están concentrados en ningún objeto específico. In fact, si observamos demasiado intensamente algún punto, corremos el riesgo de distraernos o tensarnos. Por el contrario, el no enfocar facilita una conciencia amplia y abierta. En esta práctica, no se trata de ignorar lo que ves, sino de no dejar que nada particular te “atrape”. Es una manera de observar todo y nada al mismo tiempo. Cuando los ojos están desenfocados de manera suave, nos alejamos del hábito de fijarnos en los detalles y en las historias que normalmente proyectamos sobre lo que percibimos. Esta mirada amplia y relajada refleja una mente que no se apega a pensamientos o juicios. Al no dirigir la atención de manera exclusiva hacia un objeto visual, también evitamos aferrarnos a pensamientos particulares, lo que nos permite permanecer en el estado de, “just sit”, sin ningún propósito más allá de la propia experiencia del momento presente.
Uno de los desafíos al mantener los ojos entreabiertos en zazen es encontrar el equilibrio entre la relajación y la alerta. Si relajamos demasiado la mirada, podemos caer en la somnolencia o el ensueño. On the other hand, si tensamos demasiado los ojos, la mente también se tensa, volviéndose rígida y susceptible a la distracción. Debemos cultivar una conciencia tranquila y abierta, permitiendo que los ojos reposen naturalmente en su posición sin forzarlos. Este equilibrio no es solo visual, but also mental, físico y emocional. Mantener los ojos entreabiertos, pero sin enfocarse en nada específico, refleja una mente despierta y relajada, capaz de observar el flujo de pensamientos, sensaciones y emociones sin quedar atrapada en ellos. Los ojos, en este sentido, son un espejo de nuestro estado: si están relajados, pero atentos, tendemos a adoptar esa misma cualidad interna.
Lo que aprendemos de los ojos en zazen también puede trasladarse a nuestra vida diaria. La atención abierta o periférica es un enfoque que podemos llevar con nosotros mientras caminamos, trabajamos o interactuamos con los demás. En lugar de fijar nuestra atención en cada estímulo visual, podemos permitir que nuestra mirada se amplíe y se suavice, abarcando todo el campo visual sin aferrarnos a nada en particular. Esto no significa que desenfoquemos los ojos de manera deliberada, sino que cultivemos una conciencia más amplia y receptiva. En la calle, For example, practicar una mirada periférica puede ser especialmente útil. En lugar de centrarnos en detalles específicos que nos distraigan o nos absorban, mantenemos una atención abierta que nos permite estar presentes y conectados con nuestro entorno sin perder de vista el panorama general. Esta mirada abierta, que no se aferra a nada, pero tampoco se aparta del mundo, es una extensión de la misma actitud que cultivamos en zazen.
Los ojos en zazen son una puerta a una forma más amplia y profunda de ver. No solo nos ayudan a estar presentes en el aquí y ahora, sino que nos enseñan a mirar la vida con una mente abierta y receptiva. Al igual que en la meditación, la vida cotidiana nos presenta infinidad de estímulos que pueden atraparnos, distraernos o abrumarnos. However, cuando aprendemos a mirar sin aferrarnos, podemos ver el mundo tal como es, sin las distorsiones de nuestras proyecciones y expectativas. When practicing zazen con los ojos ligeramente entreabiertos y desenfocados, entrenamos nuestra capacidad de ver el mundo de manera más clara, profunda y compasiva. Esta es la verdadera esencia de la práctica zen: despertar a la realidad de este momento, tanto en la quietud del zazen como en el dinamismo de la vida cotidiana.